Cinema

Me falta el WESTERN

Mar 23, 2025

Dedicado a Elisa Haro, de Durango

Sam Peckimpah, Sidney Pollack, Sidney Poitier…

John Wayne, Richard Harrys, Charlton Heston…

Asistir a los rodajes de los westerns que se hacían en Durango, durante las décadas de los 1950, 1960 y principios de los 1970, era un privilegio que se concedía a quienes habíamos nacido en ese lugar del país y en ese tiempo.

Yo acepté y aproveché ese privilegio. Así que ver la forma en que se construían los pueblos vaqueros, la manera en que se armaban los duelos, las peleas entre confederados y sureños, las persecuciones de los colonizadores a los apaches, los asaltos a las diligencias y todo aquello que formaba la realización de un western fue extraordinario para mí.

Puedo decir que los rodajes de los westerns de Durango fueron la razón por la que me dediqué al cine, así es que todos esos filmes a los que acudí como observador y en algunas ocasiones como extra, constituyeron la primera etapa de mi escuela de cine. Vi cómo se hacía el diseño de producción (escenografía, vestuario, maquillaje, efectos especiales), como se construía una escena, como se daba indicaciones a los actores, cuándo se utilizaba a los dobles de acción, etc, etc, etc.

Estuve en cuatro rodajes de Sam Peckimpah (El major Dundee, con Charlton Heston y Richard Harrys; Hombres de gloria, con Tom Tryon; Billy The Kid, con Pat Garret, y La pandilla Salvaje, con William Holden).  También estuve en tres filmes de Henry Hathaway (El póker de la muerte, con Dean Martin y Robert Mitchum; Los hijos de Katie Elder, con John Wayne, y Temple de acero, también con John Wayne). Vi cómo dirigían Sidney Pollack y Sidney Poitier… y muchos más que en aquellos tiempos del western llegaban a Durango atraídos por sus paisajes, que son más cinematográficos que los mismísimos paisajes estadounidenses, donde acontecieron los hechos que dieron origen a las historias del western; pero con tan solo haber acudido a esos rodajes de Peckimpah, Hathaway, Pollak y Poitier, sin hablar de los correspondientes de John Houston y Burt Kennedy, para  no presumir tanto, hubiera sido suficiente para sentirme superior a cualquiera.

La segunda etapa de mis estudios de cine la realicé en la Ciudad de México, en el curso de Producción de Cine en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), en el curso de Apreciación Cinematográfica, de García Michel, y en mis estudios de Dirección Cinematográfica en la Escuela Sergei Eisenstein, que armó el director Sergio Olhovich con maestros del cine ruso que nos mostraron otra forma de hacer cine a quienes sólo conocíamos la manera occidental de filmar.

Y la tercera etapa se la debo a José Luis Gutiérrez Arias, un cineasta completo (director, guionista, maestro, productor…), a quien le dedico todo lo que filmo por haberme ayudado a darle orden a lo aprendido sobre el tema, que ahora mismo transmito a mis alumnos del CCC (Centro de Capacitación Cinematográfica), que es otra manera de seguir haciendo cine, aunque pronto volveré a Durango para dirigir un western (Eso quisieras, me diría Elisa Haro).

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